Capítulo 1
Todo empezó
gracias a Fátima. Probablemente, sin ella, nada de lo que le ha
pasado habría sido posible. Era un día lluvioso, a última hora de
clase, cuando Magda se fijó en lo que tenía Fátima escondido
debajo de su pupitre. Captó su atención.
-Chst
-¿Qué?
-¿Qué es eso?
-¿Esto? -Fati
levantó la revista y se la pasó a Magda- Estaba en jefatura. Luego
puedes coger uno.
Magda la hojeó.
Era una revista sobre un Centro Internacional de Idiomas, que hacía
varios viajes al extranjero en verano. Se la devolvió a Fátima.
-Luego me cogeré
una.
-Magda y Fátima,
¿pasa algo? -La profesora las llamó la atención.
-No -respondió
Fátima.
-Pues si no
queréis quedaros después de clase, callaros.
A Magda la hora
se le hizo eterna. Por fin, sonó el timbre. Se reunió con Alba y
Gemma, bajaron y Magda se pasó por jefatura. Guardó la revista en
su mochila y se fue con sus amigas hacia el autobús.
Yolanda estaba
preparando macarrones gratinados cuando llamaron al timbre.
-Joe, ¿puedes
abrir por favor? -gritó desde la cocina, pero no hubo respuesta-
¡Joe, por favor, deja la televisión! -sonó de nuevo el timbre-
¡JOE! -seguía sin haber respuesta, así que tuvo que ser ella la
que se apresurara a abrir.
-Hola, mamá
-Magda le dio un beso a su madre en la mejilla.
-¿Te has vuelto
a ir sin llaves? -Yolanda volvió a la cocina- Ves poniendo la mesa y
dile a tu hermano que te ayude.
-Se me han
olvidado -Magda tenía un tono aburrido. Gritó a su hermano mientras
se quitaba el abrigo-. ¡Joe, la mesa! -Silencio. Entró en el salón
y se interpuso entre su hermano y la televisión.- Joe, ¿me has
escuchado?
-Sí, sí -Magda
apagó la tele, y su hermano lloriqueó- ¡Jope, Magda! ¡Estaba a
puto de acabar!
-Pues te jodes.
A poner la mesa.
-¡Magda! -Su
madre la regañó- ¡Esa boca!
Magda y Joe
aparecieron en la cocina y, por fin, se dedicaron a hacer lo que les
pedía Yolanda. Justo entonces entró David.
-Huumm... ¡Qué
bien huele!
-¡Hola papá!
La familia se
sentó en la mesa, y Magda habló.
-Oye mamá,
¿este verano puedo ir al extranjero? Lo están preparando en mi
instituto. Salimos de aquí, de Madrid, y el vuelo está incluido en
el precio.
-Mira, os
explico -Denny sacó la revista que habían repartido en su
instituto- Salimos de aquí, de Italia, el vuelo está incluido en el
precio y todo eso... Puedes elegir distintos sitios, me gustaría ir
a Florida, ahí dan un curso de fotografía, y es genial...
Ada y Gabrielle
se miraron.
-Bueno... -Ada
empezó- Por mi bien, yo encantada de que aprendas bien el inglés,
pero depende mucho del coste.
Denny buscó.
-Aquí pone...
Que el internacional... Es 750€ con todo incluido.
-Ah...
-Gabrielle dudó- ¿Qué es “todo”?
-Pues... -Denny
leyó- “Un monitor te acompaña durante todo el curso y los viajes,
vuelos de ida y vuelta a los E.E.U.U, traslado del a la localidad del
curso, alojamiento, curso elegido, acceso al Beach Club, Lounge y
Disco, Wi-Fi y ordenadores, actividades y excursiones.” Y... en el
alojamiento pone: “Campus universitario: Habitación compartida con
instalaciones compartidas y pensión completa” Y luego... en
opciones de cursos... “Curso internacional, 5 lecciones al día de
40 minutos 4 días a la semana, proyecto, clases teóricas con libros
de texto, trabajos en grupo y debates, clases prácticas de idioma,
juegos interactivos y salidas por la ciudad, visitas de estudio como
Museo de East Coast Surfing, Hall of Fame, Planetarium y Observatorio
del Brevard Comunitario College, y resultado.”
-Madre mía
-Dalila abrió la boca por primera vez en toda la conversación.
-Sí, espera que
aún no he terminado -Denny prosiguió- En actividades y excursiones
dice: “Excursión de un día a la ciudad más cercana, como St.
Petesburg, St. Augustine o el Golfo de México, deportes como surf,
bolos, fútbol y voleibol, actividades organizadas, salidas a la
playa, partidos de béisbol, museos, lugares de interés cultural,
eventos sociales, música y juegos al aire libre, fiestas de
bienvenida y despedida, noches de pizza, cine, karaoke y noches de
juegos, parques temáticos famosos de Orlando, visita a Disney Magic
Kingdom, Universal Studios y parque acuático Wet' N' Wild, cena y
disco, y surf, kayak y parasailing”.
Gabrielle soltó
un silbido de admiración.
-Pues sí que
está bien, pero no sé...
-Por favor
papá...
-Bueno... Venga,
por mí sí.
Denny sonrío.
-Gracias! -cerró
la revista y la apartó de la mesa- ¿Después de comer enviamos la
solicitud?
Capítulo 2
-La verdad es
que sí que es genial -David miró a Yolanda- ¿Tú que dices?
-Sí que estaría
bien, pero, ¿a qué sitio irías?
-Pues... -Magda
le echó un nuevo vistazo rápido a la revista. Se paró en una hoja
y lo leyó en voz baja.- Pues creo que a Florida, porque hacen un
curso de hípica.
-Los caballos
son feísimos -añadió Joe-.
-Y tú que
sabrás -su hermana lo miró desafiante-. No eres más que un enano.
-Magda -David la
avisó-, no te pases.
Terminaron de
comer y recogieron la mesa.
-Mamá, ¿podemos
ir ahora a hacer la solicitud?
Shenia y Lydia
suplicaban a su madre.
-Por favor...
Tiene que ser estupléndido.
-Eso -Añadió
Shenia-. Estupléndido.
-¿Estupléndido?
-su madre se rió- Vosotras si que estáis estúpidas. Pero bueno, al
tema, ¿A qué sitio de todos los que me habéis leído os gustaría
ir, por qué y cuánto cuesta?
Las gemelas se
miraron. Ambas sabían a dónde querían ir. Lydia habló:
-A Florida. Hay
clases de danza...
-...Y nos haría
mucha ilusión -ayudó Shenia
-¿Coste? -Quiso
saber Amélie, distraída fregando platos.
-750 por
persona.
Su madré zanjó
el tema.
-Bien, pues ya
os podéis despedir del viaje.
-Joder mamá...
-Shenia resopló
-Se sale desde
aquí, desde Francia...
-Por favor
mamá...
-Esque... -Las
miró, dubitativa- Es demasiado caro, lo siento.
-¿Y si pagamos
la mitad? -sugirió Ly
-¿Tan
importante es para vosotras?
-Sí –
respondieron al unísono las gemelas.
Capítulo 3
Capítulo 3
-¡Vamos Joder,
vamoooos! ¡Qué no llego papá!
-Denny,
tranquilízate, ¿quieres?
El italiano
bufó.
-Está bien...
-Venga Denny,
que ya estamos, ¿no son esos?
En la puerta del
instituto había un autobús lleno de gente que guardaba sus maletas
en la parte baja.
-Sí -Al chico
se le iluminaron los ojos-.
-¿Ahí vais
directamente al aeropuerto?
-Sí, creo.
-Vale -El padre
le registró- ¿Lo llevas todo?
-Que sí papá,
me voy, no vayan a irse sin mí.
-Ten cuidado
-Denny dudó si lo decía porque de verdad se preocupaba o por el
simple hecho de cortesía.
-Vale, ¡adiós!
-Adiós,
pásatelo bien.
-Un beso, ¿no?
-Ay mamá, cómo
lo complicas todo.
Yolanda se
encogió de hombros.
-El deber de una
madre, supongo.
-Mamá, ¿Podréis
sobrevivir sin mí?
-Pues no lo
tengo aún muy claro, Magda. Pero qué le voy a hacer. Ten cuidado, y
cuando vuelvas tráete a un chico guapo, ¿eh? -Yolanda le guiñó un
ojo.
-Que sí, venga,
que me voy.
-¡Adiós,
guapa!
Magda se montó
en el autobús, tímida. Se sentó en un asiento del fondo y se puso
a jugar al Flappy Bird. Sí, era una chorrada de juego, pero te
picaba. Y mucho.
Tras dar dos
besos a su madre, Shenia y Lydia se montaron en el autobús. Entraron
entre carcajadas, y entre eso y su, para qué negarlo, gran
atractivo, atrajeron más de una mirada discreta.
-Shenia, yo en
la ventana.
La chica se le
adelantó.
-Tarde, Lydia
-Hizo un guiño-. Tarde.
-Capulla -Shenia
soltó otra enorme carcajada, que volvió a atraer a la mitad del
autobús.
-Cuando aprendas
a actuar y a no pedir las cosas, tal vez te vaya mejor.
-Deja de darme
consejos, y dame conversación.
No se dieron
cuenta, pero un chico parisino las miraba disimuladamente. Este chico
hubiera sido como cualquier otro chico del autobús que también las
miraba disimuladamente, pero, sorprendentemente, este chico no miraba
su generosa delantera, si no los ojos violetas de las dos chicas,
preguntándose si serían lentillas o no.
-Hola, eres muy
mala jugando al Flappy Bird.
Magda dio un
respingo y levantó la mirada, lo que provocó que su pajarito se
estampara contra un tubo.
-¿Y tú quién
eres?
-Hombre,
encantado de conocerte yo también. Me llamo Kevin.
-Ah, pues hola
Kevin. ¿Qué quieres?
Magda clavó sus
ojos marrones en el chico, desafiantes.
-Vaya, ahora no
se puede acercar uno a la gente para hacer amigos. ¿Cómo te llamas?
-A ti no te
importa -Le espetó Magda-.
El chico que se
hacía llamar Kevin alzó las cejas.
-Ahí va, que la
tigresa muerde.
-No, lo que la
tigresa hace es dar un par ostias como no dejes de vacilarme.
-Vale, perdona,
perdona -Kevin puso las manos en alto-. ¿Vas a seguir sin decirme tu
nombre?
-Me llamo Magda.
-Hola, Magda,
encantado.
-Encantada – y
ésta, visiblemente incómoda, se puso a jugar de nuevo al Flaappy
Bird-.
Cuando llegaron
al aeropuerto, Denny seguía sin conocer a nadie, y cuando por fin
embarcaron, junto a él se sentó un chico moreno y regordete, que le
saludó alegremente.
-¡Hola! Soy
Alessio, ¿y tú?
Denny le dedicó
una sonrisa generosa.
-Daniel, pero
puedes llamarme Denny.
-Genial -Alessio
le ofreció una patata frita-. ¿Quieres?
-Vale -Denny la
aceptó enseguida. Apenas había desayunado, de los nervios.
-¿De dónde
eres?
-De Venecia, ¿y
tú?
-¿En serio eres
de Venecia? -Se le iluminaron los ojos-. Yo soy de Roma, pero siempre
he querido visitar Venecia.
-Roma es
precioso.
Alessio se
enorgulleció.
-Sí, ¿verdad?
-Alessio, ¿es
la primera vez que viajas en avión?
El chico negó
con la cabeza.
-No, ¿tú si?
-Sí... ¡Qué
nervios!
-No te preocupes
-el romano le sonrió-. No es para tanto. Anda mira, ¡Ya despegamos!
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